viernes, 28 de agosto de 2009

El valor de una persona, en el mundo


El tamaño de un plato determina el valor de una mujer en la tribu Mursi (Etiopía)




Se introducen un plato en el labio inferior y progresivamente con el tiempo van aumentando el tamaño del plato, la obertura del labio se va dando y, así, se considera que van ganando valor.

Un plato determina cuánto vale una mujer.

Y lo hacen.


La necesidad de valoración, innata en todos los humanos, sean de donde sean, toma diferentes formas. Y con la edad y según la persona y/o sociedad en donde estés, evoluciona o sigue latente.
Nacemos sintiendo querer ser valorados por el prójimo, sea este tu madre, tu padre, un hermano, un amigo, un profesor, un jefe... De pequeños les necesitamos.

Luego crecemos, maduramos, y nosotros mismos aprendemos a darnos nuestro propio valor, a verlo, y deja de ser importante para nosotros que nos valoren desde fuera, en pro a valorarnos nosotros por dentro.

Pero qué curioso que esto sea un aspecto común vayas donde vayas, independientemente del idioma, la población o la raza: En Etiopia, en el Valle del Omo, las mujeres de la tribu Mursi se ponen platos en la boca y cuanto más grande se haga la boca, más valor se considera que tienen. Es decir, que ¡el tamaño del plato que le entra en la boca a una mujer determina su valor! ¡Un plato!

Son todo creencias. Tú, como mujer de la tribu Mursi que podrías haber nacido, te crees que cuanto mas grande tengas la obertura del labio, más valor tienes. Y no lo cuestionas a nivel racional o intelectual, simplemente, “es así”. Comúnmente así se ha establecido por la tribu/sociedad y así lo ves. Y entonces, el punto de mira gira entorno a esta creencia que, de origen, puede ser inventada, falsa, no válida para todos o perjudicial para la salud. Y te encuentras siguiendo algo y sufriendo dolor (físico en el caso de la tribu Mursi, emocional en muchos otros casos de países desarrollados) para sentir que tienes más valor como persona cuando, a nivel metafórico, ¡lo que te da valor no es el tamaño de un plato sino tu sola existencia! ¡Tu alma! ¡Tu ser!

En fin, es todo un mundo el de las creencias que habitan este planeta, las que se fomentan, las que desaparecen, y las que se intentan imponer pero no sobreviven. Yo creo que el valor de una persona solo lo puede determinar ella misma, la propia persona, y que es único, INDEPENDIENTE de toda otra persona, animal o material. Y creo que no se puede hacer nada contra el sistema de creencias que nos viene dado, por el que funcionamos sin conocimiento y el que inunda el mundo. Pero también creo que lo mejor es saber que existe, para ser capaces de cuestionarselos y, si se quiere, cambiarlo. Para sí, para tu relación, para tu sociedad. Está en nuestras manos.

A veces, queremos algo, y hacemos lo que sea para conseguirlo, sin cuestionarnos, puede, que la forma y el camino para conseguir eso que queremos (en este caso concreto, el valor o el reconocimiento de tu tribu/social), también importa.

Respeto todas las tradiciones, de hecho, considero que cada localidad ha de mantener su cultura y valores porque éstos los hace únicos, especiales, y igual que ellos pueden aprender de nosotros, nosotros mucho de ellos. Evolucionar no es imponer sino desarrollarse desde los valores del lugar, sin perder el origen. Es cuestión de ir con los ojos y con el corazón abierto que no siempre es fácil.

De lo que sí estoy en contra es de aquellas tradiciones que desvalorizan por lo que sea los valores de una mujer o un hombre, que no consideran a todas las personas por igual, o que atentan a la dignidad y salud de las personas. Es cuestión de evolucionar de manera saludable :)





PD: En la tribu Mursi se considera de gran belleza las deformaciones en los lóbulos de las orejas o en los labios inferiores para "decorarlos" con platos cuanto más grandes mejor. Tal vez ellos consideren una locura someterse a cirujías estéticas o a dietas enfermizas para lo que algunos de Europa consideran "estar bello".

Al final, la belleza es algo subjetivo que sólo tú puedes determinar qué es para ti.

jueves, 6 de agosto de 2009

Danza para tí o para ellos





La danza oriental se está extendiendo a un ritmo vertiginoso a nivel mundial.

Creo que, como en todo, habrá de todo en esta vida. Pero comúnmente me encuentro con un enfoque de esta danza equivocado, y suele ser el enfoque que me he encontrado que le dan los hombres y, parece, que se obcecan y no hay manera de que vean o se crean lo contrario. No es una danza que una bailarina (o al menos las que lo sienten y bailan desde dentro, creando desde su interior) haga para gustar o atraer a un hombre, para ser un objeto sexual que no tiene alma ni persona sólo un cuerpo a gusto de las necesidades que pueda tener el hombre en un momento concreto, sino una danza que la bailarina hace para sí misma, para conectar con su feminidad, autenticidad, con su interior, con su alma.


Lamentablemente seguro que también existe la otra versión, la de las mujeres que danzan para gustar. Tan solo quería remarcar que también existe la otra posibilidad y que, para mí, es la que te hace vibrar, la que te hace sentir.

La línea es fina, y determinar cuando está bailando para atraer, y cuando para ella misma, a veces no es visible desde fuera. Son connotaciones muy sutiles y cada una elije el tipo de baile y de movimientos que desea hacer. Ahora bien, al menos en mi caso y en el de mi compañera de danza, que no bailamos con ningún objetivo de conseguir algún placer sexual a cambio, aleja de nuestro baile (o lo entristece) ver a hombres que no pueden llegar a más que verse a sí mismos y su deseo por conseguir a esa mujer como un objeto, no como una alma.

No creo que esta forma de ver la danza sea compartida por todas las que la practicamos, cada una habrá tenido sus experiencias y su forma de sentirse mientras baila será única :) Esta entrada tan sólo es mi punto de vista como bailarina y como espectadora.

Ojalá esta danza permita conectar a todas las mujeres que la danzan con su esencia femenina más intima. Es algo mágico.