jueves, 5 de febrero de 2009

Baobab

El símbolo de un árbol en África









Viven en sintonía con la naturaleza. En vez de ir en contra de ella, van con ella. No intentan cambiarla ni amoldarla a sus necesidades, sino más bien al contrario: dime dónde está el árbol que crearé allí la escuela. Dime donde está el río que a pasos de allí formaremos la aldea.

En África el sol arde con fuerza, y necesitan de la sombra de los árboles para refrescar. El árbol, grande, imponente, de raíces gigantescas, cobra una importancia nuclear en los poblados africanos. Bajo él, se deciden en comunidad los temas que preocupan al pueblo, se reúnen los ancianos, considerados los más sabios y más venerados del pueblo, para discutir o, simplemente, para “estar” y compartir juntos el momento de relax bajo la sombra del árbol. Son capaces de pasarse horas y horas sentados bajo él sin nada más que hacer que ver pasar el tiempo, esperando, observando… estando, intercambiando de vez en cuando alguna que otra palabra.


Si la reunión es de mujeres, el intercambio de palabras es mucho mayor, y cada vez que pases por delante suyo te mirarán y observarán como si quisieran descubrirte. Es como un pase de modelos vivo de telas de colores y estampados, de elaborados tocados de pelo, de mujeres más bien presumidas que no dejan lugar al desarreglo.



Las mujeres siempre van juntas, en grupo, como haciendo su propio clan, y los hombres por separado van buscándose la vida tras esos descansos y cortos intercambios bajo la sombra de algún elemento natural.


Entrada al poblado de Iwel

No hay comentarios:

Publicar un comentario