jueves, 18 de noviembre de 2010

Si tuviera que escoger una palabra que definiera el voluntariado…

De nuevo, un nuevo curso. Comienza el cole y con él, la vuelta a la ONG los viernes por la tarde.

Este año, me encuentro con niños que dejan el grupo de “Petits” (6-8 años) y nuevos niños que entran en el grupo. Me pregunto a quién me encontraré, y de entre estos, si alguno del grupo de “Petits” me reconocerá o se acordará de mi. Muchas cosas pueden haber pasado este verano. Es magia y son niños.

Riiiing! ¡Ya son las 17h! Los niños empiezan a llegar. Como casi siempre, Antonella la primera. La encuentro muy concentrada construyendo su torre de Lego que pieza a pieza va haciendo crecer a su criterio. La llamo, se gira, me mira… sospechas de si me conoce, caras de “me suenas pero no sé de que…”. La ayudo recordándole mi nombre y.... ¡PAM! ¡¡Mercè!! La memoria se recupera y se reubica: alegria que habla por si sola con los gestos faciales y un bien fuerte y caluroso abrazo que recibo sin esperármelo. Segundos infinitamente bonitos de reencuentro. Nos ponemos a hablar de las batallitas del año anterior y de cómo nos ha ido el verano. Después, nos incorporamos al resto de actividades.

Vale la pena. Hacer voluntariado vale la pena. Te enriqueces como persona, creces, abres tus ojos a cosas que sin ello no verías, aprendes, ayudas, influencias positivamente en la sociedad y en tu entorno más cercano, te rodeas de multiculturalidad, de respeto, de buenos propositos... no veo nada malo en ello. Y te conviertes en uno de ellos. Tu círculo de amistades desinteresadas, de conocidos, de personas que sientes casi tan cercanas como los de tu familia… se hace cada vez más grande. Paseo por el barrio del Raval de Barcelona como si estuviera en mi propia casa, y esto, antes de ser voluntaria en el Casal, no pasaba.

Ahora eres una más, como ellos, ni más ni menos, pero una más. Recibes gestos como estos de Antonella que son únicos. No hace falta hacer nada, simplemente ser tú mismo y estar predispuesto a ayudar y a ser voluntario.

Si tuviera que decir una palabra que definiera cómo me siento, cómo me hace sentir, o qué aporta el voluntariado a la sociedad y a la propia persona, simplemente diria… ¡Merece la pena!

Y para empezar, iría con esta idea: "Deja que el niño que llevas dentro... vuelva a nacer" :) Bien abierta a la vida:

http://www.youtube.com/watch?v=ec5c-I6ZuWI&feature=related

Después, con vuestro niño renacido, opinar vosotros mismos ;)

Mercè

Voluntaria de Casal dels Infants per l’Acció Social als Barris