miércoles, 25 de febrero de 2009

Un emblema en medio del caos



El Taj Majal, un emblemático edifico-mausuleo construido desde el seno del amor que se refleja en cada esquina. Que lástima que no llegaran a tiempo para construir el Taj Majal en mármol negro a la otra orilla del río para enterrar al hombre que levantó la tumba de su mujer y hacerse el uno con el otro un espejo de reflejo y contraste.

Hecho todo en mármol blanco, con refranes del Corán grabados en negro en las puertas de entrada, y flores enredadas grabados en piedras de colores incustradas en el mármol, este edificio es todo él simétrico en sus cuatro lados e idéntico lo mires por donde lo mires. Sus jardines perfectamente cuidados y podados contrastan con la realidad de Agra su ciudad por no decir con la realidad de India su país.

Es un edificio elegante, de grandeza en tamaño y en pureza, que transmite inmensidad y paz. Tal vez sea por su simetría, por sus materiales, pero es como si hablara por si sólo, no se por qué, como si tuviera una alma propia consistente y siempre relajada que, de cierta forma, recibes. No impone, encanta. Te invita a acercarte a él, a quedarte anonadado observándolo, admirando su perfección. Recuerdo perfectamente la primera vez que lo vi, me encantó (con todo el significado de la palabra) y luego salí corriendo hacia él con ganas tan sólo de palparlo, de creerme que aquello que veían mis ojos era real, porque de lo perfecto que es, parece una fantasía que se inventan tus ojos tras el paisaje.









Te vas acercando, y lo sigues viendo igual de grande, igual de imponente, no se acerca a ti aunque tus pasos sí lo hagan. Efectos del paisaje, del entorno y de la arquitectura del edificio. Todo milimetrado.

Y todo esto, en medio de un país repleto de chavolas, de pobreza, de miseria, de basura en la calle, de polución, de gente mestiza, de gente que no se entiende entre ellos, de gente viviendo y durmiendo en la calle... Puede que ese sea uno de los componentes que le dan también encanto. Aunque hay cosas que, puede, nunca logre de entender porque son o han sido así. Un edificio tan “tan” en medio de tanta miseria? Una tumba de mármol blanco repleta de seguridad y rodeada de jardines perfectamente cuidados, rodeados a su vez de niños pidiendo alimento? No sé, la vida, a veces, es un tanto injusta.

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